La marca china Xiaomi también fue protagonista en el MWC. Este emprendimiento, fundado en 2010, maneja un modelo de negocio con base en la compra de insumos sobre pedido, lo que les permite ofrecer terminales de notables especificaciones por un precio relativamente bajo.
El último teléfono de esta firma, que se ubicó como la quinta fuerza del mercado de los teléfonos inteligentes en el 2015, virtud de 70 millones de unidades vendidas, cuesta 329 euros.
Por ese precio, el consumidor adquiere un dispositivo con procesador Snapdragon 820, pantalla de 5,2 pulgadas IPS con resolución Full HD, cámara trasera de 16 MP, 4 GB de RAM y batería de 3.000 miliamperios.
El smartphone pesa apenas 129 gramos y su grosor es de 7,3 mm. Es el primer teléfono de la compañía que incluye lector de huellas en la parte frontal.
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